Adviento 2019

Adviento 2019

Gradual s. XV, Archivo Monasterio Santa Maria de Vallbona

 

«Consolad, consolad a mi pueblo», dice vuestro Dios. «Hablad al corazón de Jerusalén, gritadle: que se ha cumplido su servicio y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados.»

 

Una voz grita: «En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios. Que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece, y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor y la verán todos los hombres juntos. Ha hablado la boca del Señor.»

 

Dice una voz: «¡Grita!» Respondo: «¿Qué debo gritar?»  Toda carne es hierba y su belleza como flor campestre: se agosta la hierba, se marchita la flor, cuando el aliento del Señor sopla sobre ellos; se agosta la hierba, se marchita la flor, pero la palabra de nuestro Dios permanece por siempre.

Súbete a lo alto de un monte, alegre mensajero para Sión; alza con fuerza la voz, alegre mensajero para Jerusalén; álzala, no temas; di a las ciudades de Judá: «Ahí está vuestro Dios. Mirad: Dios, el Señor, llega con fuerza, su brazo domina. Mirad: lo acompaña el salario, la recompensa lo precede. Como un pastor apacienta el rebaño, su mano los reúne. Lleva en brazos los corderos, cuida de las madres.»

 

Isaías 40, 1-11